martes, 14 de julio de 2009

Levantarse


En los momentos de mayor desvanecimiento, siempre arriba la pasión a levantarte.

En las instancias más oscuras, las más decepcionantes, las más inseguras, siempre queda la efervescencia de fondo que te saca a flote.

En las peores semanas, los peores momentos, en el clímax del cansancio y la desmotivación, siempre hay un sentimiento que te lleva adelante.

En el borde del fin de todo, cuando casi desistes, siempre viene aquella luz que duerme en el universo, te despierta y recuerda el origen de todo.

Y por sobre todo, te muestra el final; ilumina tus pasos, te da alas para sobre pasar obstáculos que sólo caminando no se superan. Te da energía para no desfallecer, te da plenitud en medio de la desesperación, te da calma y te recuerda que estás aquí por algo más profundo y más noble.

jueves, 9 de julio de 2009

El último día.



Soy una vaca echada mirando el mar, estoy cansada por el largo viaje en ese camión, extraño a mi familia, pero por lo menos tengo una linda vista desde mi nuevo hogar…además, estoy feliz porque escuché que mañana habrá una fiesta y que yo soy la invitada de honor, seguramente es para darme la bienvenida.
PD: agradecimientos a la imagen, que dio paso a las palabras; y al fotógrafo que encontró en este particular momento algo digno de capturar...y hacer eterno.

Aún queda esperanza


Abundan por estos tiempos infinitas profecías que salen a la luz, predicciones que nos avisan el fin del mundo, desastres naturales, enfermedades, destrucción y así otras muchas cosas que nos aterroriza escuchar. Nos morimos de miedo ante esas palabras, nos sentimos perdidos ante el fin inminente, pensamos que no tenemos nada que hacer ante algo así, que no esta en nuestras manos y que solo queda esperar pasivamente a ver si es cierto o no.

La pregunta es por qué nos empeñamos en depender de estas cosas, depender de que alguien decida sacar a la luz estos escritos milenarios, o incluso inventar nuevos designios para causar un poco de revuelo. En realidad basta con mirar a nuestro alrededor para notar que el fin del mundo lo vivimos día a día y que nosotros mismos lo creamos, entonces ¿cómo no va a estar en nuestras manos detenerlo?

Estamos viviendo tiempos que corren desenfrenados, tiempos en que no tenemos espacios para nada, nos hemos encargado de automatizarlo todo para demorarnos menos, y ¿ para qué?, si junto con eso también hemos ido quitando tiempo de vida a nosotros y al planeta.

Estamos llenos de desastres naturales que vienen a dar cuenta de donde reside la verdadera fuerza de este lugar, estamos llenos de odio, de dolor, de decepción, ya casi no dejamos un espacio a aquellos sentimientos hermosos que algún día deben haber predominado. Nos hemos vuelto tan terrenales, nos hemos olvidado tanto de nuestra esencia que ahora, incluso ante este daño inminente en la naturaleza del planeta y en la nuestra, no somos capaces de ver la realidad y de reaccionar porque creemos que está todo perdido, por culpa de la desesperanza que nos consume.

Dejemos de lado estas tendencias que no nos dejan escapar porque debemos ser parte de la masa, si empezamos a salir de a poco de esas redes, lograremos rescatar lo más esencial lograremos volver a una era espiritual que es lo que nos hace falta, y es probablemente un retroceso al inicio de todo.

¿Retroceso? No, esto es exactamente lo contrario, y es que nos hace falta comprender que evolucionar no es desarrollar más máquinas o tecnologizarlo todo, evolucionar va más allá, necesitamos un crecimiento espiritual urgente para salvar esta situación de desastre inminente, todo parte de ese punto clave que por supuesto muchos no quieren asumir. ¿Porqué tenemos tanto miedo de volver a despertar esas facultades espirituales que llevamos todos dentro, pero que se han dormido para huir de la oscuridad que nos rodea?, es cosa de mirar dentro de cada uno de nosotros y mostrar al mundo lo mejor que tenemos en vez de lo peor, es cosa de responder con amor ante las adversidades, de buscar refugio en la energía hermosa que mueve todo en este universo y que nos da vida. Es cosa de entender que esta energía está aquí para todos los seres, no solo para los humanos; no es tan complejo cambiar el odio por el amor, y por añadidura, cambiar la destrucción por la creación de hermosas redes, no económicas, no políticas, si no redes de amor…redes de cosas que no son tangibles pero que son las más fuertes que existen.

Aun estamos a tiempo de darnos una oportunidad, a nosotros y al planeta, el cambio no tiene por qué iniciarse siendo generalizado, basta con que cada uno esté dispuesto a sumergirse dentro de su propia alma, encontrar su esencia espiritual, sacarla a flote sin miedo y ponerla a disposición del mundo.

Una vez leí en un libro que cuando las cosas no pueden estar peor es porque pronto van a mejorar; bueno, creo que en estos momentos tal vez ya llegamos al punto en donde las cosas no pueden estar peor…y también creo que aún nos queda la esperanza de hacerlas mejorar, si nos damos la oportunidad y vencemos los miedos que nos impiden retomar lo esencial sin miedo a perder las superficialidades terrenales, que solo nos destruyen cada día más.

El tiempo apremia…reaccionemos ya!, aún queda esperanza.

miércoles, 8 de julio de 2009

Círculos atemporales


¿Porque conocemos a algunas personas en nuestra vida y a otras no?, ¿cuáles son los factores que hacen que pasemos junto a alguien sin verlo, o que veamos a alguien a mil metros de distancia?

Son misterios demasiado precisos como para ser simplemente casualidades, no es por casualidad que se fija nuestra atención en ciertas personas entre los miles de millones que existen en el mundo, no es por casualidad que venimos al mundo formando parte de un cierto núcleo familiar, no son casualidades nuestras amistades, nuestros conocidos ni nuestros desconocidos. La explicación más interesante para estos encuentros casi mágicos, es que simplemente estamos atados eternamente por lazos de amor, por las infinitas vidas que nuestra alma ha vivido y vivirá.

Dichos lazos nos mantienen siempre unidos, jugando con nuestras vidas actuales, haciendo artimañas para que de un modo u otro nos volvamos a encontrar, tal vez en los momentos precisos, tal vez sean encuentros fugaces, tal vez otros se quedan para toda la vida, pero sin duda todos ellos tienen su propio encanto y su propia razón de ser. Visto así, por qué no pensar que cada persona con la que nos topamos cuando vamos caminando apurados, cada persona que se encuentra en la misma micro que nosotros, cada persona que asiste todos los días al mismo lugar que nosotros, representa una nueva hermosa posibilidad de establecer un nuevo lazo, o mejor dicho, de retomarlo de las vidas anteriores. ¿Cuantas de estas oportunidades hemos perdido por estar siempre tan ciegos y no observar el entorno?, es impresionante percibir como nos empeñamos en dificultar la acción de estos lazos de amor, los que siempre sin duda lograrán vencernos y unirnos con aquellos que hemos vivido siempre, aquellos con los que compartimos lecciones por aprender, aquellos que nos pueden ayudar en nuestro avance espiritual y otros a los que nosotros podemos, y debemos, ayudar.

Es apasionante pensar de que formas curiosas nuestras vidas misteriosamente van uniendo sus caminos hasta que se logra el punto de encuentro, el punto en que retomamos el lazo y continuamos nuestra deuda kármica con dicha persona, intentando mejorar para evolucionar. Cada nueva persona es una gran oportunidad, y no aparecen en nuestras vidas por casualidad….hemos compartido ya inmemorables momentos en inmemorables existencias previas.

En este sentido, encontramos también un gran consuelo, todo se transforma en situaciones cíclicas, por lo tanto no deberíamos llorar la pérdida de alguien muy querido pues es solo un adiós momentáneo, nos reencontraremos nuevamente porque los lazos de amor que hemos establecido en las vidas infinitas no están limitados a la barrera física, no amamos un cuerpo, amamos el alma que lleva dentro, y esa alma no se irá nunca, siempre estará reencarnando dentro de nuestro círculo, entrando en nuestra vida hasta que ya no encarnemos más en formas terrenales y podamos compartir una eternidad espiritual.

Por lo mismo la invitación es a considerar que todos aquellos que conocemos, no están con nosotros por casualidad….que ya hemos vivido miles de cosas y que ahora tenemos una oportunidad para corregir errores previos o simplemente fortalecer los lazos, para volver a encontrarnos con certeza en las vidas que nos quedan, pues estaremos irremediablemente unidos. Este concepto de eternidad dinámica es hermoso, y no debemos dejar que las marcadas tendencias terrenales de nuestras vidas nos hagan olvidarlo, no debemos perdernos la posibilidad de ver cada encuentro como algo mágico y no debemos despreciar las energías del universo que trabajaron por largo tiempo para lograr estos reencuentros atemporales
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Todo es cíclico, todo es Samsara.

viernes, 3 de julio de 2009

Desprendiéndose...


Transcurrido cierto tiempo, procesando los efectos del agua fría que cae sobre mí, empieza a decaer todo, a pesar de que aún no exista seguridad absoluta, el sólo temor a que la realidad albergue nefastos resultados genera estragos.

Ciertamente un temporal probablemente viene, y el principal problema es que definitivamente yo no veo las cosas como las ven, o las sienten las demás estrellas de este universo de maqueta; ¿cómo hacer entender mi punto de vista?, ¿cómo traspasar el concepto de que el fin de un cuerpo no es el fin del alma?, comprender este último punto es lo más necesario para asumir algo así sin tanto dolor, y dejar que el alma se vaya en paz y libremente.

Un cuerpo deja de existir, se destruye, vive procesos de descomposición y finalmente deja de ser, para formar parte de otra formación de la materia, en ese sentido de todos modos existe un concepto de continuidad, las células mueren, pero pasarán a formar parte de algo más.

Por otro lado, en el universo la energía no se pierde ni se destruye, sólo se transforma, así la energía que daba vida a un cuerpo, que es en definitiva, lo que le daba el valor a dicho cuerpo, no se perderá ni se destruirá, simplemente pasará de estar atrapada en una forma corpórea para ir a formar parte, en primera instancia de algo más intangible, hasta que encuentre su próxima encarnación la que será seleccionada a favor del plan supremo que “algo”, que se podría llamar una energía superior, suprema, o si se prefiere “dios”, ha diseñado para cada uno de nosotros. Nosotros, que en el fondo no somos nosotros, sino una infinidad de “otros” que ya han existido y cuyos cuerpos han sido llenados de energía por la misma alma que nos mantiene hoy…en ese sentido, ¿cuál es el riesgo de la muerte, si para ser lo que tanto amamos en la actualidad, también debió mediar este temido proceso?

Son conceptos complejos de comprender, y mucho más complejos de aplicar a la vida, sobretodo con nuestros seres queridos, sin embargo realizar una preparación para ello nos deja en mejores condiciones para asumir que la muerte es finalmente un cambio de estado necesario para el proceso evolutivo espiritual de aquella alma, que encarnada en una cierta persona, ha sido acreedora de nuestro amor. Si realmente amamos, entonces también es necesario cultivar la capacidad de dejar ir, no se puede tener para siempre a alguien atado a nosotros sólo porque decimos amarlo, si la felicidad de esta persona está en otro lugar o con otros, debemos desarrollar la capacidad de dejarlo ir. Bajo este mismo concepto, llegada la muerte, esa alma ha terminado un ciclo, para iniciar otro, en el cual se encontrará con otras almas o tal vez incluso con las mismas que nos habitan en este momento, es decir con nosotros mismos pero con otro cuerpo; por lo mismo, en vez de ser guiados por un egoísmo que pretende mantenerlos atados a nosotros, mediante el llanto y las lamentaciones por esa pérdida, debemos entender que ha llegado el momento de que esa alma hermosa que hemos conocido y amado se encuentre también con otras, y que pueda enseñarles ciertas cosas y también aprender de ellas.

En un grado superlativo de las emociones, deberíamos alegrarnos de que esa alma siga su camino en la evolución espiritual, y que vaya a tener momentos hermosos y de aprendizaje, para volver a iniciar una nueva vida. Debemos alegrarnos de que se dejará atrás un cuerpo desgastado, que ya ha cumplido su función, para volver a obtener otro lleno de vitalidad, que proporcionará nuevas lecciones y permitirá avanzar más escalones en el ascenso hacia la evolución espiritual.

Más animales

Guerras, asaltos, destrucción, tristeza, desolación, pobreza, injusticia,

dolor… ¿nos hace falta ser un poco más humanos? No, lo que

realmente nos hace falta es ser un poco más animales.